Intersigno[Cuento. Texto completo.]Villiers de L'Isle AdamAl señor aba Tradução - Intersigno[Cuento. Texto completo.]Villiers de L'Isle AdamAl señor aba Português como dizer

Intersigno[Cuento. Texto completo.]

Intersigno
[Cuento. Texto completo.]
Villiers de L'Isle Adam

Al señor abate Victor de Villiers de l’Isle-Adam


Una tarde de otoño en la que, junto a personas con opinión, tomábamos el té alrededor de un buen fuego, en casa de uno de nuestros amigos, el barón Xavier de la V... (pálido joven a quien las largas fatigas militares soportadas en África, siendo joven aún, le habían vuelto de una debilidad de carácter y de un salvajismo de costumbres poco común), la conversación recayó sobre un tema de lo más sombrío: se trataba de la naturaleza de esas coincidencias extraordinarias, asombrosas, misteriosas, que suceden en la existencia de algunas personas.

-He aquí una historia -nos dijo- que no acompañaré con ningún comentario. Es verídica. Quizás les parezca impresionante.

Encendimos unos cigarrillos y escuchamos el siguiente relato:

-En 1876, en el solsticio de otoño, en ese tiempo en que el número creciente de inhumaciones hechas a la ligera -demasiado precipitadas- comenzaba a revolver y alarmar a la Burguesía parisina, un cierto atardecer, hacia las ocho, a la salida de una sesión de espiritismo de las más curiosas, al volver a mi casa, me sentí bajo la influencia de ese tedio hereditario cuya negra obsesión desbarata y reduce a la nada los esfuerzos de la Facultad.

Por instigación doctoral he tenido que emborracharme en vano, muchas veces, con el brebaje de Avicena; en vano he intentado convertirme, bajo cualquier fórmula, en quintales de hierro y, pisoteando todos los placeres, he hecho descender, cual nuevo Robert d’Arbrissel2, el mercurio de mis ardientes pasiones hasta la temperatura de los Samoyedas, ¡nada ha prevalecido! ¡Vamos! ¡Decididamente, parece que soy un personaje taciturno y oscuro! Pero ocurre que, bajo una apariencia nerviosa, yo debo de estar construido, como suele decirse, a cal y canto, puesto que aún soy capaz, después de tantas preocupaciones, de contemplar las estrellas.

Así pues, esa noche, una vez en mi habitación, tras encender un cigarrillo con las velas del espejo, me di cuenta de que estaba mortalmente pálido y me sepulté en un amplio sillón, antiguo mueble de terciopelo granate acolchado, en el que el vuelo de las horas, en mis largos ensueños, me parece menos lento. El ataque de tedio era insoportable hasta el malestar, ¡hasta el abatimiento! Y, como ninguna distracción mundana lograba apartarme de tales sombras -sobre todo en medio de las horribles preocupaciones de la capital- decidí, como prueba, alejarme de París, ir lejos a respirar un poco de naturaleza, entregarme a ejercicios fuertes, a algunas saludables partidas de caza, por ejemplo, para intentar distraerme.

Apenas acababa de tener tal pensamiento, en el mismo instante en que me decidí por esa línea de conducta, vino a mi memoria el nombre de un viejo amigo, olvidado desde hacía años:

-¡El abate Maucombe!... -dije, en voz baja.

Mi último encuentro con el sabio clérigo databa del momento de su partida para una larga peregrinación por Palestina. La noticia de su retomo me había llegado tiempo atrás. El humilde presbítero vivía en un pueblecito de la Baja Bretaña.

¿Dispondría allí Maucombe de una habitación cualquiera, de un cuchitril? Seguramente, ¿habría reunido en sus viajes muchos volúmenes antiguos? ¿Curiosidades del Líbano? ¿Los estanques que hay junto a las moradas vecinas esconderían, todavía, patos salvajes?... ¡Qué oportunidad!... Si yo quería disfrutar, antes de los primeros fríos, de la última quincena del mágico mes de octubre en aquellos rojizos roquedales, si aún pretendía ver resplandecer los largos atardeceres de otoño en las boscosas alturas, ¡debía apresurarme!

El reloj dio las nueve.

Me levanté; sacudí la ceniza de mi cigarro. Después, como hombre decidido, me puse el sombrero, la hopalanda y los guantes; cogí mi maleta y mi escopeta, apagué las velas y salí, tras cerrar cuidadosamente y con triple vuelta la vieja cerradura secreta que es el orgullo de mi puerta.

Tres cuartos de hora más tarde, el tren de la línea de Bretaña me llevaba hacia el pueblecito de Saint-Maur, donde estaba destinado el abate Maucombe; incluso había tenido tiempo, en la estación, de expedir una carta escrita a toda prisa, en la que prevenía a mi padre de mi partida.

A la mañana siguiente estaba en R..., desde dónde sólo había unas dos leguas hasta Saint-Maur.

Deseoso de pasar una buena noche (para poder utilizar mi escopeta desde el alba del día siguiente), y ya que toda siesta me parece capaz de atropellar la perfección de mi sueño nocturno, y para mantenerme despierto a pesar de mi fatiga, consagré mi jornada a visitar a varios antiguos compañeros de estudios. Hacia las cinco de la tarde, una vez cumplidos tales deberes, hice ensillar mi caballo en el Soleil d’Or, donde había permanecido, y, con las luces del crepúsculo, me encontré ante una aldea.

Mientras caminaba, había recordado al clérigo en cuya casa tenía la intención de detenerme durante algunos días. El lapso de tiempo que había transcurrido desde nuestra última entrevista, las excursiones, los acontecimientos ocurridos entre tanto y su aislamiento debían de haber modificado su carácter y su persona. Lo encontraría encanecido. Pero conocía la fortificante conversación del docto rector, y me confortaba pensar en las veladas que pasaríamos juntos.

-¡El abate Maucombe! -no cesaba de repetirme en voz baja-, ¡excelente idea!

Al preguntar por su residencia a los ancianos que apacentaban a los animales a lo largo de las cunetas, tuve la certeza de que el cura -como perfecto confesor de un Dios misericordioso- había ganado profundamente el afecto de sus feligreses y, cuando me indicaron el camino del presbiterio bastante alejado de la manzana de casuchas y chamizos que constituye el villorio de Saint-Maur, me dirigí hacia allí.

Llegué.

El aspecto campestre de la casa, las ventanas y sus celosías verdes, los tres escalones de asperón, las hiedras, clemátides y las rosas de té que trepaban por los muros hasta el techo, de donde salía, por un tubo en forma de veleta, una pequeña humareda, me inspiraron ideas de recogimiento, de salud y de profunda paz. Los árboles de un prado vecino mostraban, a través de las cercas de un vallado, sus hojas enmohecidas por la exasperante estación. Las dos ventanas del único piso brillaban a la luz de Occidente; entre ellas mediaba una hornacina donde estaba situada la imagen de un santo. Silenciosamente, eché pie a tierra: até mi caballo al postigo y levanté la aldaba de la puerta, mientras lanzaba una mirada de viajero al horizonte, a mi espalda.

Pero éste brillaba de tal forma por encima de los lejanos bosques de encinas y de pinos salvajes donde los últimos pájaros volaban en el atardecer; en la lejanía, las aguas de un estanque cubierto de cañas reflejaban tan solemnemente el cielo, la naturaleza estaba tan hermosa, entre esos aires calmados, en ese campo desierto, en ese momento en que el silencio cae, que, sin soltar la aldaba suspendida en el aire, enmudecí.

-¡Oh, tú! -pensé-, que no encuentras el asilo de tus sueños y para quien la tierra de Canaán, con sus palmerales y sus aguas vivas, no aparece en medio de las auroras, tras haber caminado tanto bajo duras estrellas, viajero tan alegre al partir y ahora ensombrecido -corazón hecho para otros exilios que éstos cuya amargura compartes con malvados hermanos-, ¡mira! ¡Aquí puede uno sentarse en la piedra de la melancolía! ¡Aquí los sueños muertos resucitan, precediendo los momentos de la tumba! Si quieres tener un verdadero deseo de morir, acércate: aquí la visión del cielo exalta incluso el olvido.

Yo me encontraba en ese estado de laxitud en el que los sensibilizados nervios vibran a la menor excitación. Una hoja cayó a mi lado; su ruido furtivo me estremeció. ¡Y el mágico horizonte de esa tierra entró en mis ojos! Me senté, solo, delante de la puerta.

Tras algunos instantes, como la tarde comenzara a refrescar, volví a la realidad. Me levanté apresuradamente y retomé la aldaba de la puerta contemplando la risueña casa.

Pero, apenas la observé de nuevo distraídamente, me vi forzado a detenerme, preguntándome, esta vez, si no sería presa de alguna alucinación.

¿Era ésta la casa que yo acababa de ver? ¿Qué antigüedad denunciaban, ahora, sus largas grietas entre las pálidas hojas? El edificio tenía un aire extraño; los ladrillos iluminados por los agónicos rayos del atardecer ardían con una intensa luz; el hospitalario portal me invitaba con sus tres escalones; pero al concentrar mi atención en las grises baldosas vi que acababan de ser pulidas, que aún quedaban señales de letras grabadas, y vi también que provenían del cementerio vecino, cuyas negras cruces se me aparecían, ahora, al otro lado, a un centenar de pasos. Y la casa me pareció tan cambiada que me producía escalofríos, y los ecos del lúgubre golpe de aldaba, que dejé caer en mi aprensión, resonaron, en el interior de la morada, como la vibración de un toque de difuntos.

Este tipo de visiones, que son más morales que físicas, se borran con facilidad. Sí, yo era víctima, sin dudarlo un segundo, de ese abatimiento intelectual que antes indiqué. Estaba tan ansioso por ver un rostro que, con su humanidad, me ayudase a disipar ese recuerdo, que empujé el picaporte sin esperar más. Entré.

La puerta, movida por un resorte, se cerró sola, a mis espaldas.

Me encontré en un largo corredor en cuyo extremo Nanon, el ama de llaves, vieja y alegre, bajaba las escaleras con una vela en la mano.

-¡Señor Xavier!... -exclamó ella, muy risueña al reconocerme.

-¡Buenas noches, mi Nanon! -le respondí, entregándole a toda prisa mi maleta y mi escopeta.

(Había olvidado mi hopalanda en la habitación del Soleil d’Or.)

Subí. Un minuto después, abracé a mi viejo amigo.

La afectuosa emoción de las primeras palabras y el sentimiento de melancolía por el pasado nos oprimieron, al abate y a mí, durante algunos momentos. Nanon vino a traernos la lámpara y a anunciarnos la cena.

-Mi querido Maucombe -dije mientras le
0/5000
De: -
Para: -
Resultados (Português) 1: [Cópia de]
Copiado!
Intersigno[História. Texto completo].Villiers de l'Isle AdamO senhor abade Victor de Villiers de l'Isle-Adam Uma tarde de outono, que, juntamente com opinião, bebemos chá em volta da fogueira, na casa de um dos nossos amigos, o Barão de Xavier do V... (pálida jovem quem as fadigas tempo militares apoiadas na África, ainda jovem, tornou-se uma fraqueza de caráter com selvageria incomum de costumes), a conversa caiu sobre um assunto mais sombrio: era a natureza dessas coincidências extraordinárias, surpreendentes, misteriosas, que acontecem na existência de algumas pessoas.-Aqui está uma história - disse-nos - que não vai com qualquer comentário. É verdade. Talvez você parece impressionante.Nós acendeu um cigarro e ouvir a seguinte conta:-Em 1876, no solstício de outono, no momento que o crescente número de sepultamentos levemente - feita precipitado - começou a agitar e alarme para a burguesia parisiense, um por do sol verdadeiro, para oito fora de uma sessão de espiritismo dos mais curiosos retornar à minha casa, eu estava sob a influência deste tédio hereditária cuja obsessão preto descarrilha e reduz a nada os esforços da faculdade.Instigação de doutoramento que tive de ficar bêbado muitas vezes, em vão, com a mistura de Avicena; em vão tentei converter-me, sob qualquer fórmula, em quintais de ferro, e eu fiz a descer, qual novo Robert d'Arbrissel2, atropelando todos os prazeres, o mercúrio das minhas paixões ardentes para a temperatura da Samoyedas, nada prevaleceu! Vamos! Decididamente, parece que sou uma personagem silenciosa e escura! Mas ocorre que, sob uma aparência nervosa, deve ser construído, como dizem, a Cal e a música, desde que eu ainda sou capaz de, depois de tantas preocupações, olhar para as estrelas.Então, naquela noite, uma vez no meu quarto, depois de acender um cigarro com as velas do espelho, percebi que ele estava mortalmente pálido e eu sepulté em uma grande poltrona, mobiliário antigo de veludo acolchoado Garnet, em que vôo horas, no meu sonho, parece menos lento. Ataque de tédio era insuportável para perturbar, a crise! E, como qualquer distração mundana conseguiu afastar-se do tais sombras - especialmente no meio das preocupações horríveis da capital - eu decidi, como um teste, fique longe de Paris, indo para respirar um pouco de natureza, dá-me a grupos de caçadores forte, um pouco saudável de exercícios, por exemplo, para tentar me distrair.Só tem esse pensamento, no mesmo momento em que eu escolhi esta linha de conduta, veio à minha memória o nome de um velho amigo, esquecido durante anos:-O Abbé Maucombe!... - disse, em voz baixa.Meu último encontro com o sábio sacerdote datada do momento da sua partida para uma longa peregrinação para a Palestina. A notícia do seu regresso que tinha chegado há muito tempo. O padre humilde vivia numa pequena aldeia na baixa Bretanha.Haverá disponível um quarto qualquer Maucombe, de meio milhão de pessoas? Com certeza, que teria conhecido em suas viagens muitos volumes antigos? Curiosidades do Líbano? Lagoas que em seguida roxo esconderían vizinho, ainda, patos selvagens?... que oportunidade!... Se eu queria aproveitar antes o primeiro frio da última quinzena do mês de outubro mágico naquelas rochas vermelhas, se ele ainda queria ver brilhar longo-do-sol de outono nas alturas arborizadas, ele deve se apressar!O relógio marcava nove.Eu me levantei; Eu balancei minha cinza de charuto. Mais tarde, como um homem determinado, eu tenho o chapéu, o Houppelande e luvas; Peguei minha bolsa e minha espingarda, eu desliguei as velas e deixei, depois de fechar com cuidado e com triple transformado o velho bloqueio secreto que é o orgulho da minha porta.Três quartos de hora depois, o trem da Grã-Bretanha levou-me para a pequena aldeia de Saint-Maur, onde estava destinado a abate Maucombe; Nem tive tempo na estação, emitiu uma carta escrita à pressa, que impediu o meu pai da minha partida.Na manhã seguinte fui r..., onde havia apenas cerca de duas milhas até Saint-Maur.Ansioso para passar uma boa noite (para usar a minha arma desde a aurora do dia seguinte) e desde que todos os NAP parece capaz de atropelar a perfeição da sono minha noite de e para me manter acordada, apesar do meu cansaço, dedicar a minha viagem para visitar vários ex-colegas. Para 05:00 da tarde, uma vez cumpridas tais obrigações, eu selar meu cavalo no Soleil d'Or, onde permaneceram e, com as luzes do Crepúsculo, eu vim para uma aldeia.Como ele andou, ele tinha lembrou o clérigo, em cuja casa ele pretendia me parar por alguns dias. A quantidade de tempo que tinha passado desde a nossa última entrevista, excursões, eventos e desenvolvimentos entretanto e seu isolamento devem ter mudado seu caráter e sua pessoa. Você iria encontrá-lo em breve. Mas ele sabia a fortificar o reitor aprendeu a conversa e consolou-me a pensar nas noites que passamos juntos.-O Abbé Maucombe! -não parar de repetir-me suavemente - excelente ideia!Quando ele perguntou sobre seus anciãos de residência que pastavam animais junto as valas, tive a certeza de que a cura - como confessor perfeita de um Deus misericordioso - profundamente ganhou o carinho de seus paroquianos e quando me apontou o caminho do presbitério bem longe da Apple de barracos e chamizos, que é a aldeia de Saint-Maur Eu fui lá.Eu cheguei.Aparência de casa país, janelas e seus obturadores de verde, os três passos de arenito, Ivy, clematis e rosas chá que escalou as paredes até o teto, onde se apagou, um cata-vento em forma de tubo, uma pequena nuvem de fumaça, inspiraram-me idéias de meditação, saúde e paz. Uma árvores vizinhas do Prado mostraram, por meio de cercas de uma cerca, suas folhas MOSS por temporada exasperante. As duas janelas do piso único brilhavam à luz do oeste; entre eles, mediada por um nicho onde estava localizada a imagem de um Santo. Calmamente, desenhou o solo em pé: Eu amarrado meu cavalo até o portão e levantou o trinco na porta, quando jogou um olhar de viajante do horizonte, nas minhas costas.Mas brilhou tão acima das distantes florestas de azinheiras e wild pinho árvores onde os últimos pássaros voando ao pôr do sol; à distância, as águas de um lago coberto com canas tão solenemente refletem o céu, a natureza era tão bonita, entre aqueles aires calmos, nesta área de deserto, na época em que silêncio cai, que, sem soltar a trava que está suspensa no ar, eu cirurgia.-Ah, você! -Eu pensei - que você não encontra o seu refúgio de sonho e para quem a terra de Canaã, com palmeiras e águas vivas, não aparece no meio da Aurora, depois de ter caminhado tanto sob estrelas difícil, então que bom que o viajante partido e agora ofuscado - coração feito para outros exilados que parecem cuja amargura você compartilhar com os irmãos maus! Aqui pode um ficar em pedra melancólica! Aqui os sonhos mortos rise, anterior os momentos da tumba! Se você quer ter um verdadeiro desejo de morrer, ir: aqui a visão do céu exalta mesmo esquecimento.Eu estava nesse estado de frouxidão nos nervos sensibilizados vibram em baixa excitação. Uma folha caiu ao meu lado; seu ruído Slinky abalou-me. E o horizonte mágico desta terra entrou em meus olhos! Sentei-me, sozinho, na frente da porta.Após alguns momentos, como a tarde começou a esfriar, eu voltei à realidade. Levantei-me às pressas e voltou a trava da porta vigiando a casa alegre.Mas só eu notei que novamente distraidamente, fui forçado a me deter, me pedindo, desta vez, se não seria uma barragem de alucinação.Esta foi a casa que eu só tinha visto? O velho agora, denunciou suas longas rachaduras entre as folhas pálidas? O edifício tinha um ar estranho; tijolos, iluminados pelos raios do pôr do sol agonizantes queimavam com uma luz intensa; o portal hospitaleiro convidar-me com suas três etapas; Mas concentrando minha atenção no cinza telhas viram que eles tinham que ser polido, que ainda eram sinais de letras gravadas e também vi que vieram do cemitério vizinho, cujos cruzes pretas são apareceu-me, agora, do outro lado, cem degraus. E a casa parecia tão mudada que causou-me arrepios, e os ecos do batente da golpe sombrio, que eu deixei no meu entendimento, ecoaram, no interior da habitação, como a vibração de um toque de falecido.Este tipo de visões, que são mais moral do que física, são apagados com facilidade. Sim, eu era a vítima, sem hesitar um segundo, essa melancolia intelectual que afirmei antes. Eu estava tão ansioso para ver um rosto que, com sua humanidade, me ajudar a dissipar essa memória, o que empurrou a alavanca sem esperar por mais. Eu entrei.A porta, movida por uma mola, fechado único, nas minhas costas.Eu me encontrei em um longo corredor cujo fim Nanon, a governanta, o velho, alegre, descer as escadas com uma vela na mão.-Senhor deputado Xavier!... - exclamou ela, muito alegre me reconhecer.-Boa noite, meu Nanon! -Eu respondi, entregando-lhe pressa minha mala e a minha arma.(Eu tinha esquecido minha Houppelande na sala do Soleil d'or).Eu subi. Um minuto depois, abracei meu velho amigo.A emoção amorosa, desde as primeiras palavras e o sentimento de melancolia pelo passado nos oprimidos, abade e, durante alguns momentos. Nanon veio para nos trazer a luz e anunciar o jantar dos EUA.-Maucombe meu caro - disse enquanto você
sendo traduzido, aguarde..
Resultados (Português) 2:[Cópia de]
Copiado!
Intersigno
[Story. Texto integral].
Villiers de L'Isle Adam No Abbe Victor de Villiers de l 'Isle - Adam Uma noite de outono em que, ao lado de pessoas com opinião, bebeu chá em torno de um incêndio na casa de um dos nossos amigos, Xavier Baron do V ... (jovem pálido que por muito tempo suportado uniformes militares em África, sendo ainda jovem, ele havia se tornado uma fraqueza de caráter e costumes savagery incomuns), a conversa girou sobre um tema tão sombrio: era a natureza dessas, surpreendentes, misteriosas coincidências extraordinárias que acontecem na existência de algumas pessoas. - Aqui está uma história - disse-nos - não acompanhar com qualquer comentário. É verdade. Talvez eles parecem incríveis. Nós acendeu um cigarro e ouviu a seguinte história: - Em 1876, no solstício de outono, altura em que o número crescente de sepultamentos feito de ânimo leve - muito apressado - começou a se mexer e alarme da Burguesia Paris, uma certa noite, cerca de oito horas, apenas fora de uma sessão dos mais curiosos, para ir para casa, eu senti que sob a influência de tédio hereditário cuja preto interrompe obsessão e reduz a nada os esforços dos . Escola para instigação de doutorado que eu tinha que ficar bêbado em muitas vezes vãs, com a mistura de Avicena; Eu tentei em vão para se tornar, ao abrigo de qualquer fórmula, quintais de ferro e atropelando todos os prazeres, eu enviou para baixo, o que novamente Robert d 'Arbrissel2, mercúrio de minhas paixões ardentes para a temperatura do Samoyed, nada tem prevalecido! Vamos lá! Decididamente, parece que eu sou um temperamental e caráter escuro! Mas acontece que, sob um olhar nervoso, devo ser construído, como eles dizem, e fugiu, desde que eu ainda sou capaz, depois de tantas preocupações, observação de estrelas. Então, naquela noite, uma vez na minha quarto depois iluminando com velas espelho, eu percebi que eu estava pálido e enterrado em uma grande poltrona, mobiliário antigo acolchoado de veludo marrom, onde as horas de voo em meus longos devaneios, eu Parece menos lento. O ataque foi o tédio insuportável até que o desconforto, até que a escuridão! E, como qualquer distração mundana poderia virar longe de tais sombras - especialmente em meio a preocupações a capital horríveis - decidiu, como prova, longe de Paris, ir embora por um sopro da natureza, dá-me a exercícios físicos intensos, alguns saudável . grupos de caça, por exemplo, para tentar distrair Apenas tinha acabado de ter o pensamento, no exato momento em que eu decidi por este curso de ação, veio à minha mente o nome de um velho amigo, esquecido por anos: - ! O Maucombe ... Abbe - eu disse, em voz baixa. Meu último encontro com o clérigo sábio datado a partir do momento de sua partida para uma longa peregrinação à Palestina. A notícia de seu tempo eu voltar eu tinha voltado. O humilde padre morava em uma vila na Baixa Bretanha. Você teria um Maucombe há qualquer sala de um casebre? Certamente, ele teria recolhido em suas viagens muitos volumes antigos? Líbano algo interessante? Será que as lagoas junto às habitações vizinhas iria esconder, ainda, patos selvagens? ... Que oportunidade! ... Se eu quisesse desfrutar antes do primeiro frio da última quinzena de outubro magia naqueles vermelho ! rochoso, se você ainda queria ver brilhar longas noites de outono sobre as alturas arborizadas, deve se apressar. O relógio marcava nove horas eu me levantei; Eu balancei minha cinza de charuto. Então, como determinado homem, eu coloquei meu chapéu, casaco e luvas; Peguei minha bolsa e minha arma, eu apaguei as velas e saiu, depois de cuidadosamente e triplos de volta fechar o bloqueio segredo antigo que é o orgulho da minha porta. Quarenta e cinco minutos mais tarde, a linha de trem-Bretanha me levou para o aldeia de Saint - Maur, que se destinava Abbe Maucombe; Ele até teve tempo na estação, a emitir uma carta escrita às pressas, o que impediu o meu pai do meu jogo. Na manhã seguinte eu estava em R ..., de onde havia apenas cerca de duas léguas de Santa - Maur. Ansioso para ter uma boa noite (para usar a minha arma da madrugada do dia seguinte), e uma vez que todos cochilo parece capaz de executar a perfeição da minha noite de sono e ficar acordado apesar do meu cansaço, Eu te consagrei minha viagem para visitar vários antigos colegas. Às cinco da tarde, após o cumprimento de seus deveres, eu selar meu cavalo em Soleil d 'Or, onde ele tinha sido, e, com as luzes do crepúsculo, cheguei a uma aldeia. Enquanto caminhava, ele lembrou o clérigo cuja casa tinha a intenção de parar por alguns dias. O período de tempo decorrido desde a nossa última entrevista, excursões, eventos e isolamento entre ambos deve ter mudado seu caráter e pessoa. Ele iria encontrar grisalhos. Mas ele sabia que a conversa fortalecendo reitor aprendido, e confortou-me pensar das noites nós passaríamos juntos. - O Abade Maucombe! - Ele repetia em voz baixa -,! Excelente ideia Quando perguntado sobre sua residência para os idosos que fed animais ao longo da estrada, eu tinha certeza de que o padre - confessor como perfeito Deus misericordioso - estava profundamente ganhou o carinho de seus paroquianos, e quando eu disse que a forma como o presbitério completamente fora dos casebres de bloco e barracos que é a aldeia de Saint - Maur, eu fui lá. Eu cheguei. O olhar do país da casa, janelas e venezianas verdes, os três passos de arenito, hera, clematis e rosas escalando sobre chá as paredes até o teto, de onde vieram, por meio de um cata-vento em forma de tubo, um pouco de fumaça, me inspirou idéias de recolhimento, profundo saúde e paz. Árvores em um prado vizinho mostrou, através de cercas fortificadas, pão amanhecido sai da estação exasperante. As duas únicas janelas do piso brilhavam à luz do Ocidente; Eles estão incluindo mediar um nicho onde foi colocada a imagem de um santo. Silenciosamente, eu desmontou: Eu amarrei meu cavalo diante da porta e levantou o trinco da porta, enquanto ele olhou skyline Traveler atrás de mim. Mas ele brilhou tão acima das florestas distantes de carvalhos e pinheiros onde o último pássaro selvagem vôo no por do sol; ao longe, as águas de uma lagoa cobertos com juncos tão solenemente refletida céu, a natureza era tão bonito, entre aqueles ar calmo, naquele país deserto, naquele momento o silêncio cai, que segure a trava suspensa no ar, fiquei sem palavras. - Oh, você! - pensei -, você não encontrar o paraíso dos seus sonhos e para quem a terra de Canaã, com suas palmeiras e água corrente, e não no meio da aurora, tendo andou assim que sob duras viajante estrela tão feliz em ir embora e agora ofuscado - coração feito para outros exilados cuja amargura que eles compartilham com más irmãos -, olha! Aqui se pode sentar-se na pedra de melancolia! Aqui ressuscitar os sonhos mortos, momentos anterior à sepultura! Se você quiser ter um verdadeiro desejo de morrer, venha. Aqui, a visão do céu exalta até mesmo esquecido que eu estava naquele estado de frouxidão nos nervos sensibilizados que vibram ao menor emoção. Uma folha caiu ao meu lado; Eu apertei sua ruído furtivo. E o horizonte mágico da mesma terra saiu em meus olhos! Eu estava sentado sozinho em frente à porta. Depois de alguns momentos, como a tarde começou a esfriar, voltei à realidade. Levantei-me às pressas e retomou o batente de porta contemplando a casa sorrindo. Mas dificilmente notado novamente distraída, eu fui forçado a parar, perguntando neste momento se seria presa a alguma alucinação. Foi esta a casa que eu acabou de ver? Quantos anos denunciou, agora, longas fendas entre as folhas pálidas? O edifício tinha um ar estranho; tijolos iluminados pelos raios do sol morrendo de queimado com uma luz brilhante; o hospital portal convidou-me para seus três etapas; mas se concentrar minha atenção sobre o azulejo serra cinza que tinha acabado de ser polido, ainda havia sinais gravados letras, e viu também vindo do cemitério próximo, cujas cruzes preta apareceu para mim agora, do outro lado, cerca de uma centena passos. A casa parecia tão mudado me tremer, e os ecos do batente golpe sombrio, eu deixei cair a minha apreensão, ecoou no interior da habitação, como a vibração de uma sentença de morte. Este tipo de visão que eles são mais moral do que físico, facilmente apagadas. Sim, eu era uma vítima, sem um segundo de hesitação, melancolia intelectual que foi previamente indicado. Ele estava tão ansioso para ver um rosto que, com sua humanidade, gostaria de ajudar a dissipar a memória, eu empurrei a alça sem mais delongas. . Entrei pela porta, movido por uma mola, ele fechou um atrás de mim. Eu me encontrei em um longo corredor no final do qual Nanon, a governanta, velho e alegre, descendo as escadas com uma vela na mão. - Sr. Xavier ...! - exclamou ela, muito alegre para me reconhecer. - Boa noite, meu Nanon! -. Eu respondi, entregando apressadamente minha mala e minha espingarda (Esqueci-me sobretudo no quarto Soleil d 'Or .) Eu escalei. Um minuto depois, eu abracei meu velho amigo. A emoção afetuoso das primeiras palavras eo sentimento de melancolia do passado oprimido nós, o abade e me por alguns momentos. Nanon veio trazer a lâmpada e anunciar o jantar. Meu querido Maucombe disse como ele








































































sendo traduzido, aguarde..
Resultados (Português) 3:[Cópia de]
Copiado!
Intersigno
[história.Texto integral]
Villiers de l 'Isle Adam

o abate Victor Villiers de l'isle-adam
um outono Noite EM que, juntamente com outros que bebiam o chá por um incêndio Na Casa de um amigo Nosso, O barão de Xavier v...(pálida Jovem Muito uniforme Militar apoiada Na África, sendo ainda Jovem,Ele tinha se tornado UMA fraqueza de caráter e UMA selvageria incomum de costumes), a conversa FOI um Assunto DOS Mais sombrio: esta é a natureza de coincidência extraordinária, fantástica e misteriosa, que ocorrem Na existência de algumas pessoas!

aqui UMA história - Disse - NOS que não VEM com qualquer comentário.É Verdade.Talvez eles Olha impressionante.

cigarros acesos e ouve a seguinte história:

- em 1876, no solstício de outono, Na Altura no número crescente de enterros feitos a Luz Muito rápido - começou a mexer e alarme a burguesia parisiense, um pôr - do - sol com oito, Na saída de UMA sessão de o Mais curioso,De Volta para minha CASA, estava sob a influência do tédio hereditária cuja obsessão e Reduz OS esforços Da Faculdade Negra frustra

EU tinha doutorado instigação. Ficar bêbado EM vão, muitas vezes, com a Mistura de avicena, EM vão tentou transformar EM qualquer fórmula EM quintais de ferro e atropelar todos OS prazeres, EU FIZ,Robert D novo arbrissel2, mercúrio a ardente paixão até a temperatura de samoiedo, não prevaleceu.Vá lá!Definitivamente, Parece que EU sou um escuro e temperamental carácter!No entanto, sob a aparência de nervosa, que deverá ser construído, Como frequentemente se Disse, e sumiu, já que ainda sou Capaz, depois de tantas preocupações,Contemplar as Estrelas, então, naquela Noite, UMA vez no MEU quarto, após acender um cigarro com Velas no espelho, percebi que EU estava mortalmente pálido e enterrei EM UMA Grande Poltrona estofados, maroon velvet, EM que as Horas de VOO, no MEU sonho, Parece - me Menos Lento.O Ataque FOI insuportável aborrecimento e desconforto,Até a tristeza!E, Como todo Mundo distracção podia Dar Sombras - especialmente no Meio Da horrível preocupação capital - Como Prova, para longe de Paris, um pouco de ar Da natureza, transformando a pesados exercícios, e Grupos de caçadores, por exemplo,

a tentar distrair - me. Tenho UMA ideia.No momento EM que me decidi por esta Conduta, VEIO à minha memória o Nome de um Velho amigo, esquecido por Anos: Abbe maucombe
-
....- Disse EM voz Baixa.

o MEU último Encontro com o sábio Sacerdote datam do tempo de partida para UMA longa peregrinação à Palestina.A notícia do SEU regresso tinha de Voltar.Um humilde Sacerdote viveu Na Vila Da Baixa bretanha. Haveria maucombe de qualquer Sala, UMA lixeira?Certamente EU teria conhecido EM SUAS viagens, muitos Livros antigos?Curiosidades do líbano?Lagos Ao Longo Das habitações ainda Escondido NAS proximidades, Patos selvagens?...Que oportunidade!...Se EU quisesse desfrutar.Antes DOS primeiros frios, a última quinzena do mês de outubro no mágico Vermelho Rocha, Se ainda pretende ver as longas Noites de outono NOS Bosques Das alturas, deve se apressar.O relógio marcou 9

.

EU balancei a Cinzas de charuto.Depois de decidido, Como homem, EU coloquei MEU chapéu e luvas, O pano de Sela;Peguei minha Mala e a minha ARMA e soprar as Velas, saiu, depois de cuidadosamente fechadas e com Giro triplo a velha fechadura é o orgulho Da minha porta secreta. Três Quartos de Hora depois, Linha de trem a partir Da grã - bretanha levou - me para a Pequena Aldeia de Saint - Maur, que visava maucombe ainda teve tempo para abate a estação.A emissão de UMA Carta Escrita à pressa, que advertiu o MEU Pai minha partida Na manhã seguinte!

I r, ONDE havia apenas Cerca de duas léguas de Saint - Maur.

disposto a passar UMA boa Noite (para USAR a minha ARMA Da Madrugada do dia seguinte) e, desde então, todos dormir Parece Capaz de correr a perfeição do MEU sono,E para me Manter acordado, apesar de o MEU cansaço, EU a minha viagem para visitar vários antigos Colegas.Às Cinco Da tarde, UMA Vez cumpridos tais direitos, que Sela o cavalo no Soleil d 'or, ONDE permaneceu, e, com as luzes do crepúsculo, cheguei a UMA Aldeia. Enquanto caminhava,
sendo traduzido, aguarde..
 
Outras línguas
O apoio ferramenta de tradução: Africâner, Albanês, Alemão, Amárico, Armênio, Azerbaijano, Basco, Bengali, Bielo-russo, Birmanês, Bósnio, Búlgaro, Canarês, Catalão, Cazaque, Cebuano, Chicheua, Chinês, Chinês tradicional, Chona, Cingalês, Coreano, Corso, Crioulo haitiano, Croata, Curdo, Detectar idioma, Dinamarquês, Eslovaco, Esloveno, Espanhol, Esperanto, Estoniano, Filipino, Finlandês, Francês, Frísio, Galego, Galês, Gaélico escocês, Georgiano, Grego, Guzerate, Hauçá, Havaiano, Hebraico, Hindi, Hmong, Holandês, Húngaro, Igbo, Inglês, Ioruba, Irlandês, Islandês, Italiano, Iídiche, Japonês, Javanês, Khmer, Kinyarwanda, Klingon, Laosiano, Latim, Letão, Lituano, Luxemburguês, Macedônio, Malaiala, Malaio, Malgaxe, Maltês, Maori, Marata, Mongol, Nepalês, Norueguês, Oriá, Pachto, Persa, Polonês, Português, Punjabi, Quirguiz, Romeno, Russo, Samoano, Sessoto, Sindi, Somali, Suaíle, Sueco, Sundanês, Sérvio, Tadjique, Tailandês, Tcheco, Telugo, Turco, Turcomano, Tártaro, Tâmil, Ucraniano, Uigur, Urdu, Uzbeque, Vietnamita, Xhosa, Zulu, indonésio, Árabe, tradução para a língua.

Copyright ©2024 I Love Translation. All reserved.

E-mail: